El camino a la sumisión

 




Recorrer por primera vez el camino de la sumisión

Una vez te has aceptado a ti misma como lo que eres, sumisa, el siguiente paso es recorrer el camino que te llevará a la sumisión real, a entregarte a aquél al que has elegido. En este artículo podrás leer cómo lo recorrió la autora del mismo.

Recorrer por primera vez el camino de la sumisión. 

La única manera de conocer un camino es recorrerlo. Con sus rectas, sus curvas, sus pendientes, sus obstáculos... Te lo pueden contar, te pueden enseñar fotos, vídeos, puedes leer sobre él, te puedes hacer una idea de cómo son los lugares que encontrarías por el camino, de si te gustarían o no, de qué harías en cada lugar... pero nunca, jamás, será lo mismo que recorrerlo en persona.

Recorrerlo además de la mano de quien conoce a la perfección ese camino y también a ti, asegura un viaje sin igual.

Un viaje en el que están presentes la seguridad y la confianza, imprescindibles antes de embarcar.

Un viaje en el que puedo relajarme porque me siento tranquila, pero no despistarme, acomodarme, ni limitarme a ver pasar el paisaje por la ventanilla... que no es lo mismo.

Un viaje en el que soy una parte activa y parte del trayecto depende de mí. De mi actitud, de mi predisposición, de mis ganas, de mi curiosidad, de mis miedos, de mis necesidades...

Un viaje en compañía de quien me conoce tan bien que sabe cuándo sentarse conmigo a mirar por la ventanilla y cuándo cogerme de la mano y salir a explorar, a conocer sitios nuevos para mí, a enseñarme otros lugares en los que no he estado antes.

Un viaje en el que es posible que me desoriente en algún momento al no conocer el camino, pero con la seguridad de que no me perderé.

Un viaje en el que, si hay algún imprevisto o algún percance, no pasa absolutamente nada, porque sé que estoy en buenas manos.

Un viaje en el cual, al iniciarlo, tuve que aprender a escuchar más de lo que estaba acostumbrada, a hacer caso, a obedecer (yo... a obedecer...), porque es lo mejor para disfrutar de un recorrido a veces impredecible.

Un viaje en el que mi curiosidad se siente como pez en el agua, siempre insaciable, informándose sobre el recorrido, el trayecto, las escalas...

Un viaje que comenzó con una maleta casi vacía que sigue llenándose según se va recorriendo el camino.

Un viaje en el que continúo aprendiendo, resolviendo los interrogantes poco a poco porque es la mejor manera de hacerlo, siendo consciente de lo que he aprendido y de lo que me queda por aprender, que es mucho.

Un viaje en el que he ido descubriendo muchas cosas de mí misma y aprendiendo de ellas. Un aprendizaje en algunos momentos acompañado de dudas y frustraciones, muchas sin sentido, pero forman parte del camino y se van resolviendo.

Un viaje lleno de momentos en los que tomar aire, reflexionar, preguntar, pedir ayuda y darme cuenta de mis errores. Solo identificándolos pueden ser subsanados y eso requiere trabajo y una actitud predispuesta a ello.

Un viaje en el que a veces las cosas no son como parecen, en el que hay que dejar de lado muchos prejuicios y liberarse de ellos.

Un viaje en el que hay que aprender a distinguir cuándo un pensamiento o idea es válido en otro ámbito, pero aquí no procede. Y, la verdad, cuesta llegar a hacer esa distinción, pero cuando lo consigues entiendes una parte importante del camino.

Un viaje largo en el que hay tiempo para todo y que estoy saboreando al máximo.

Un viaje que Usted, mi Amo y Señor, mi querido y respetado Agustín Cortés, Lord MC, está haciendo que disfrute día a día, minuto a minuto.

Escrito por ladymarian de MC el 21 de octubre de 2017

 Publicado en RosazulBDSM el 24 de junio de 2018 

RosazulBDSM


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